Siempre hemos escuchado, que el desayuno es la comida más importante del día y para la alimentación en general, ya que de este se obtiene la energía y vitaminas necesarias que nos ayudan a mantenernos activos y enérgicos el resto del día.

Una nutrición inadecuada prolongada, puede traer como consecuencia enfermedades crónicas e incrementar el riesgo de padecer determinadas patologías como la obesidad, el asma o la hipertensión.

Efectos negativos en nuestra salud al comer rápido

  • Causa trastornos en la digestión, como pesadez, dolores de estómago y reflujo, entre otras, debido a que no se mastica apropiadamente.
  • La falta de trituración de los alimentos hace que el cuerpo se esfuerce y gaste demasiada energía, restándosela al cuerpo, por lo que te sentirás más cansado y lento.
  • Al comer rápido, la comida puede pasar con aire, lo cual provoca dolores de estómago, gases y eructos.
  • Comer rápido, con estrés o ansiedad provoca que los nutrientes en los alimentos no se absorban apropiadamente, así que, aunque comas muy bien, los nutrientes se convertirán en toxinas si estás acelerado o nervioso por la prisa.

¿Alguna vez te has levantado sintiéndote muy cansado a pesar de que duermes suficiente?

Este puede ser uno de los efectos de estar consumiendo demasiada azúcar o estar deshidratado, y aunque no necesariamente apunta a un problema alimenticio.

La comida juega un papel importante para el estado de ánimo, la energía, la salud, el desarrollo mental y en general, las actividades escolares o profesionales que desarrollamos durante el día.

Lo recomendable es hacer 5 tiempos de comida al día (3 tiempos principales y 2 meriendas); ya que esto mejorará el metabolismo.

Por el contrario, si se ignora algún tiempo de comida, el cuerpo notará esta ausencia y acumulará el alimento en forma de grasa; asimismo si dejamos el cuerpo sin recibir alimentos por más de 3 a 4 horas, se tendrá más hambre al siguiente tiempo de comida y se puede terminar ingiriendo más alimentos de lo que necesita el cuerpo.

Te recomendamos llevar una alimentación equilibrada para no afectar negativamente tu salud.

Existen hábitos de alimentación y actitudes, que pueden reducir el riesgo de enfermedades crónicas y degenerativas.

Ejemplos:

  • Evitar el consumo excesivo de sal: el abuso de sal aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y circulatorias.
  • Un adecuado consumo de yodo: la escasez de yodo provoca alteraciones metabólicas durante la infancia.
  • Evitar la ingesta excesiva de grasas: El consumo alto de grasas saturadas (embutidos, pastelería industrial y fritos) aumenta los problemas cardiovasculares.
  • Aumentar el consumo de agua: Es recomendable beber al día un litro y medio de agua mínimo.
  • Evitar consumir grandes cantidades de carne: Se recomienda reducir el consumo de carne, ya que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

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