Mariana siempre creyó en el amor. Desde que era niña, soñaba con encontrar a alguien que la hiciera sentir especial, alguien que la cuidara y le brindara seguridad. Cuando conoció a Daniel, todo parecía perfecto. Él era atento, cariñoso y al principio la hacía sentir como la mujer más importante del mundo. Sin embargo, con el paso del tiempo, las cosas comenzaron a cambiar. 

Al principio, eran pequeños comentarios que la hacían dudar de sí misma: «No deberías vestirte así», «¿Por qué siempre necesitas salir con tus amigas?», «Si de verdad me amaras, no harías eso». Con el tiempo, esas palabras se convirtieron en órdenes, en reclamos cada vez más intensos, y finalmente en amenazas. Mariana empezó a sentirse atrapada en su propia vida, temiendo cada día la reacción de Daniel, cada vez más violenta. 

Una noche, después de un fuerte altercado, le dio una fuerte cachetada provocando que cayera al piso, Daniel en seguida empezó a suplicar perdón y al día siguiente le llevo un ramo de rosas . Mariana esa misma tarde se quedó mirando su reflejo en el espejo y viendo la marca que le había dejado en el rosto, preguntándose: ¿De verdad esto es amor? ¿De verdad me ama? Y en ese momento, se dio cuenta de que el miedo, el control y el abuso no eran amor. 

El ciclo de la violencia. 

La historia de Mariana no es única. Miles de mujeres viven situaciones similares cada día, atrapadas en relaciones donde el abuso se disfraza de amor. La violencia contra la mujer no siempre empieza con golpes; a menudo comienza con palabras hirientes, con comentarios que poco a poco van desgastando la autoestima y la seguridad. El abuso emocional y psicológico es una forma de violencia silenciosa pero devastadora y muchas veces es el preludio de agresiones físicas. 

Una de las razones por las que tantas mujeres permanecen en relaciones abusivas es porque el ciclo de la violencia es difícil de romper. A menudo, los agresores alternan entre momentos de ternura y de crueldad, generando una confusión emocional en sus víctimas. En un momento, la pareja puede ser amorosa y estar arrepentida, pidiendo perdón por sus acciones; pero poco después, el abuso vuelve a empezar. 

¿Cómo reconocer una relación abusiva? 

Salir de una relación violenta comienza con el reconocimiento de que lo que estás viviendo no es normal ni saludable. Aquí te dejamos algunas señales clave que pueden ayudarte a identificar si estás en una relación abusiva: 

  • Control excesivo: Si tu pareja intenta controlar cada aspecto de tu vida desde la forma en que te vistes, hasta con quién te relacionas o cómo gastas tu dinero, estás viviendo bajo una dinámica de poder que no es saludable. 
  • Aislamiento: Si tu pareja te aleja de tus amigos y familiares, evitando que tengas una red de apoyo, esto es una táctica común en las relaciones abusivas. El aislamiento te deja más vulnerable y dependiente de la persona agresora. 
  • Celos y posesividad: Los celos extremos son una señal clara de inseguridad y control. Comentarios como «te celo porque te amo» son excusas para justificar comportamientos que buscan dominarte. 
  • Violencia física o amenazas: Cualquier forma de violencia física es inaceptable, al igual que las amenazas o insinuaciones de hacerte daño. Esto incluye empujones, golpes, o destruir objetos cercanos para intimidarte. 
  • Abuso emocional: Minimizar tus sentimientos, hacerte sentir culpable por problemas en la relación o utilizar palabras para degradarte o humillarte son formas comunes de abuso emocional. 

 

Consejos para prevenir la violencia. 

Aunque la responsabilidad de la violencia siempre recae en el abusador, hay pasos que todas las mujeres pueden tomar para protegerse y prevenir relaciones violentas: 

  • Conoce tus límites: Desde el principio de una relación, es importante establecer límites claros sobre lo que es aceptable y lo que no lo es. No permitas que las pequeñas agresiones pasen desapercibidas o se justifiquen por amor. 
  • Escucha a tu intuición: Si algo no te hace sentir bien, no lo ignores. Tu intuición es una herramienta poderosa que te puede alertar cuando algo está mal. 
  • Habla abiertamente sobre tus sentimientos: Una relación sana se basa en la comunicación abierta y honesta. Si sientes que tu pareja está siendo controladora o abusiva, háblalo. Si no está dispuesto a escuchar o cambiar, eso es una señal de alerta. 
  • Educa a los demás: La violencia de género es un problema social, y todos podemos ser parte de la solución. Comparte información, habla sobre el tema con tus amigos y familiares, y apoya a otras mujeres que puedan estar pasando por lo mismo. 

Rompiendo el silencio. 

Uno de los mayores obstáculos para salir de una relación abusiva es el silencio. Muchas mujeres sienten vergüenza, miedo al juicio o incluso creen que pueden cambiar a su pareja si son más comprensivas o pacientes. Sin embargo, el cambio sólo puede venir del agresor, y no está en tus manos modificar su comportamiento. 

Cuando estás en medio de una relación violenta, el camino hacia la libertad puede parecer inalcanzable, en MedicallHome nuestra prioridad es apoyarte, a través de nuestras asesorías emocionales gratuitas e ilimitada, puedes acceder a psicólogos que te guiarán en cada paso del proceso. Ellos te brindarán herramientas emocionales para sanar, tomar decisiones y sobre todo, recordar que mereces un amor libre de miedo y dolor. 

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