El dolor y la enfermedad articular pueden tener varias causas, y a menudo están relacionados entre sí. A continuación, se presentan algunas de las principales causas: 

  • Desgaste y envejecimiento: Con el tiempo, las articulaciones pueden desgastarse debido al uso continuo y al envejecimiento. El cartílago, que actúa como un amortiguador entre los huesos de la articulación, puede deteriorarse, lo que provoca fricción y dolor. 
  • Lesiones y traumatismos: Las lesiones agudas, como esguinces, distensiones o fracturas, pueden dañar los tejidos de las articulaciones, incluyendo ligamentos, tendones y cartílago. Estas lesiones pueden causar dolor e inflamación inmediatos o desarrollarse a largo plazo como enfermedades articulares crónicas. 
  • Enfermedades autoinmunes: Como la artritis reumatoide, osteoartritis y el lupus eritematoso sistémico, ocurren cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error los tejidos sanos, incluyendo las articulaciones. Esto provoca inflamación crónica y daño en las articulaciones, lo que resulta en dolor y deformidad. 
  • Infecciones: Las infecciones bacterianas o virales pueden afectar las articulaciones y causar dolor e inflamación. La artritis séptica es un ejemplo de una infección articular que puede ser muy dolorosa y requerir tratamiento médico urgente. 
  • Trastornos metabólicos: Algunos trastornos metabólicos, como la gota, pueden causar dolor articular. La gota se caracteriza por la acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones, lo que provoca episodios agudos de dolor e inflamación intensa. 
  • Sobrepeso y obesidad: El exceso de peso puede ejercer una presión adicional en las articulaciones, especialmente en las rodillas y las caderas. Esta carga excesiva puede contribuir al desgaste del cartílago y al desarrollo de enfermedades articulares, como la osteoartritis. 
  • Postura: La postura incorrecta o mantener una posición durante mucho tiempo puede ejercer una presión adicional en las articulaciones, lo que conduce a problemas a largo plazo. Una postura incorrecta puede desequilibrar las fuerzas en las articulaciones, lo que puede provocar una distribución irregular del peso y una carga excesiva en ciertas áreas.  
  • Factores genéticos: Algunas enfermedades articulares, como la osteoartritis y la artritis reumatoide, pueden tener una predisposición genética. Si hay antecedentes familiares de estas enfermedades, es posible tener un mayor riesgo de desarrollarlas. 

 Es importante tener en cuenta que cada persona es única y puede experimentar el dolor y la enfermedad articular de manera diferente. Además, a veces puede haber múltiples factores interrelacionados que contribuyan al desarrollo de estos problemas. Es fundamental buscar atención médica adecuada para recibir un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado. 

Para prevenir o reducir el dolor articular, se pueden seguir varias medidas y adoptar hábitos saludables. Aquí hay algunas recomendaciones: 

  •  Mantener un peso saludable: Esto reduce la carga y el estrés en las articulaciones, especialmente en las rodillas y las caderas. Si tienes sobrepeso u obesidad, bajar algunos kilos gradualmente puede aliviar la presión sobre las articulaciones y reducir el dolor. 
  • Practicar actividad física regularmente: El ejercicio fortalece los músculos que rodean las articulaciones, lo que brinda mayor soporte y estabilidad. Opta por actividades de bajo impacto, como caminar, nadar o montar en bicicleta, que son suaves para las articulaciones. Consulta con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier programa de ejercicio. 
  • Mantener una buena postura: Al sentarte, estar de pie y levantar objetos. Una postura correcta ayuda a mantener una alineación adecuada de las articulaciones y reduce la tensión y el estrés en ellas. 
  • Evitar el sedentarismo: Puede debilitar los músculos y las articulaciones, lo que aumenta el riesgo de dolor articular. Intenta evitar estar sentado o inactivo durante largos períodos. Realiza pausas activas y estiramientos regulares si pasas mucho tiempo sentado o de pie. 
  • Realizar ejercicios de fortalecimiento muscular: Esto ayuda a estabilizar las articulaciones y protegerlas de lesiones. Trabaja en el fortalecimiento de los músculos que rodean las articulaciones problemáticas. 
  • Utilizar técnicas adecuadas de levantamiento y carga: Al levantar objetos pesados, utiliza una técnica adecuada para proteger tus articulaciones. Dobla las rodillas y usa los músculos de las piernas en lugar de cargar todo el peso con la espalda. 
  • Proteger las articulaciones durante la actividad física: Utiliza equipo adecuado cuando practiques deportes o actividades físicas que puedan poner en riesgo tus articulaciones. Por ejemplo, utiliza rodilleras, coderas o muñequeras según corresponda. 
  • Mantener una alimentación equilibrada: Una dieta saludable puede contribuir a la salud de las articulaciones. Incluye alimentos ricos en antioxidantes, ácidos grasos omega-3 y vitamina D, como frutas, verduras, pescado y productos lácteos. 
  • Consultar a un profesional de la salud: Si experimentas dolor articular persistente o recurrente, es importante consultar a un médico o a un especialista en articulaciones para obtener un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento personalizado. 

Recuerda que estas recomendaciones generales pueden ayudar a prevenir o reducir el dolor articular, pero cada persona es única y puede requerir enfoques específicos según su situación y necesidades, es por ello la importancia de acudir con un profesional de salud si se tiene alguna molestia.

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